Un día salió a dar un paseo, escuchó unas voces acercándose y asustado, se agazapó tras unos arbustos. Desde allí vió a un grupo de niños. Reían y parecían muy felices.
Al volver a su casa, el conejito pensó que sería muy divertido tener a alguien con quien jugar y reír como aquel niño, así que decidió comenzar a buscar un amiguito.